Finalmente aprender a leer

LLegaremos a las actividades de la lectura combinatoria propiamente dicha en el curso de 5 años. No quiere decir que si no hemos realizado las actividades previas en los cursos de 3 y 4 años no podamos aplicar el proyecto en el curso de 5 años. Podemos hacer actividades propuestas en los primeros cursos al inicio del curso (en el periodo de adaptación). Lo único que hay que tener en cuenta es que las primeras actividades con tarjetas para familiarizar a los niños con la metodología serán más rápidas que si llegamos a este curso con niños/as que ya están acostumbrados a trabajar de esta manera. De todas formas os puedo asegurar que los resultados os sorprenderán, el clima de trabajo mejorá porque los conflictos bajan en frecuencia e intrínsicamente los niños están aprendiendo a resolverlos.

Juegos previos a la lectoescritura

También hablaremos de las actividades del curso de 4 años, destinadas principalmente a preparar habilidades previas al reconocimiento y decodificación del código de las letras. Son lo que llamaremos actividades de lectura perceptiva:

El libro de los nombres
Las historias
El comeletras
La caja de letras
El rincón de las letras

Estas actividades ayudan a centrar la atención, ayudan a entrenar lo ojos para seguir una línea de letras en orden y encontrar semejanzas y diferencias entre ellas, ayudan a ejercitar la memoria (sobre todo la memoria visual). Estas actividades nos van a facilitar mucho la tarea de leer y escribir en el curso de 5 años, por lo que van aumentando progresivamente la dificultad y las describiré por orden de aparición a lo largo del curso. Os espero.

Primeros juegos de lectura

En este apartado figurarán las actividades de los dos proyectos que se llevan a cabo en el curso de 3 años:
- Grafomotricidad
- Lectura perceptiva

La idea es conocer la base teórica sobre la que se apoyan estos dos proyectos e ir avanzando con las programaciones y la progresión de la dificultad de las actividades a medida que avanza el curso, en tiempo real. De esta manera su aplicación y seguimiento será mucho más fácil y amena, pudiendo comentar dificultades y resolver dudas sobre la marcha.

Mi proyecto. Visión global.

Para tener una imagen global del proyecto voy a añadir una pequeña presentación que ilustra desde donde partimos hasta dónde queremos llegar:




Mi idea es ampliar la información por cursos y por proyectos (grafomotricidad, lenguaje oral, lectura perceptiva y combinatoria) para que las personas que estén interesadas me puedan plantear sus dudas y sus iniciativas en cada entrada. En definitiva, se trata de compartir la programación del proyecto mes a mes durante todo el curso para facilitar a los interesados/as la puesta en marcha de las actividades.

De la lectura perceptiva a la lectura combinatoria

La pregunta ahora tal vez sea ¿dónde vamos a ir a parar con estos ejercicios?. Vistos desde fuera pueden parecer actividades de relleno. Pero nada más lejos de la realidad. Estamos preparando el camino para la lectoescritura desde el inicio de la escolaridad, ya que estos ejercicios se pueden variar y combinar desde el curso de 3 años e ir subiendo la periodicidad y dificultad en la percepción en el curso de 4 años (lectura perceptiva) para desembocar en la lectura y escritura propiamente dicha (lectura combinatoria) en el curso de 5 años.

Lectura perceptiva (4 años): Las actividades de las tarjetas hay que combinarlas con ejercicios de reconocimiento del nombre propio, del nombre de mis compañeros y de otras palabras diferentes al nombre propio. Gracias a la habilidad perceptiva que trabajamos continuamente en este proyecto los niños serán capaces de reconocer los nombres por su forma y recordarán el orden correcto de las letras para formarlo (o escribirlo). Y digo formarlo porque las tarjetas de dibujos y formas que hemos utilizado hasta ahora se convertirán en tarjetas de letras en mayúscula que también hay que desordenar (crear caos) y ordenar (establecer relaciones) al ritmo de la música, trabajando en grupo e introduciendo en el proyecto elementos motivadores como:
- El libro de los nombres
- El comeletras (personaje motivador)
- La caja de letras
- El rincón de las letras
- Las historias (actividad oral que acompaña al proceso escrito)
- La grafomotricidad, las cadenas gráficas y los adornos.
Todas estas actividades las iré describiendo poco a poco en el apartado 4 años para entender porqué son previas a las actividades con tarjetas que propondremos en el nivel de 5 años.

La lectura combinatoria (5 años): Si llegamos a este curso con niños acostumbrados a trabajar con las tarjetas, tendremos ante nosotros mentes hábiles, capaces de moverse entre el caos y el orden tanto físico (con el cambio de tarjetas) como intelectual (estableciendo relaciones para resolver las actividades).
Las actividades se trabajan primero con tarjetas de letras, después tarjetas de sílabas y finalmente tarjetas de palabras. Las letras se "ordenan" para formar sílabas. Las sílabas forman palabras y las palabras forman frases. Primero los niños necesitarán un referente de donde copiar, después harán las combinaciones de forma espontánea. La metodología es siempre la misma: trabajar en grupo para desordenar y ordenar una y otra vez, una y otra vez. Todo forma parte del mismo proceso. Las herramientas intelectuales que el niño pone en marcha se combinan con las habilidades sociales que necesita al trabajar en grupo.












Las frases que el niño está montando ahora, son "las historias" que está acostumbrado a montar de forma oral desde el curso de 4 años. Al final de 5 años el niño es capaz de representar gráficamente con los trazos de las letras lo que mentalmente ya sabe organizar de forma oral (sujeto+predicado). Está relacionando con juegos y desde el principio de las actividades con las tarjetas un significado con un significante (la base de la lectoescritura), la representación gráfica de lo que quiero decir.

Llegar hasta aquí no es tarea fácil. Para conseguir un resultado óptimo nos apoyamos en otros proyectos que también se van trabajando de forma paralela a las actividades con las tarjetas:

- El lenguaje oral (contar historias, organizar secuencias, reconocer sonidos, hacer rimas ...)

- La grafomotricidad (de la mayúscula a la minúscula)

Ambos proyectos (junto con las actividades con las tarjetas) son pilares en los que se construye el aprendizaje de la lectoescritura, por lo que merecen una explicación más detallada de su funcionamiento y aplicación a lo largo de los tres cursos de educación infantil.

Las tarjetas

Las tarjetas son una parte esencial e imprescindible en este proyecto. Desde muy temprana edad, los niños aprenden a dar significado a multitud de significantes (dibujos, etiquetas, juguetes, rótulos, títulos etc) y sin embargo nadie les explica cómo hacerlo. ¿Por qué nos empeñamos en la escuela en explicar las actividades con pelos y señales?. Con las tarjetas dejamos un espacio para ejercitar la mente y para descubrir que se espera de mí en un tiempo en el que caben las rectificaciones si me equivoco.

Es recomendable empezar por las tarjetas de posiciones y recordar que la maestra no debe dar órdenes verbales durante la actividad. Aquí tenemos algunas de las tarjetas que podemos utilizar pero podemos crear tantas como se nos ocurran porque se trata de un proyecto abierto en el que tienen cabida las ampliaciones.



La maestra muestra una tarjeta y basta que un niño imite la posición del dibujo de la tarjeta para hacer un gran gesto de aprobación (sin palabras). Automáticamente, como por arte de magia, todos imitan al que recibe la aprobación para recibirla también. Seguidamente se cambia a otra tarjeta de otra posición y se actúa de la misma forma. Será muy gratificante para la maestra que ponga en práctica esta actividad observar como después de haber creado el clima adecuado, y sin necesidad de hablar, los niños "leen" la posición y la realizan. Y lo más alucinante de todo es que los que no se han enterado imitan a los demás, y los que no lo están haciendo bien son rectificados por sus compañeros. Por lo tanto, la labor de la maestra no es rectificar. Las rectificaciones se producen entre iguales, la maestra sólo propone, da tiempo para encontrar la respuesta y realiza gestos de aprobación.

Tarjetas de agrupaciones. Después de las posiciones, pasaremos a trabajar las agrupaciones porque a lo largo del proyecto vamos a necesitar que los niños se organicen de maneras muy diferentes para hacer juegos. Estas tarjetas se refieren a organizarse por parejas, por tríos, en círculo, en semicírculo, en filas etc. Si la maestra los va colocando, lo más probable es que mientras se atiende a unos, otros se distraigan y molesten, perdiendo mucho tiempo y empezando con un enfado que se puede evitar con la magia de las tarjetas.




La forma de actuar es siempre la misma, mostrar la tarjeta y hacer gestos de aprobación, nunca utilizar las palabras. Ahora bien, presentar estas actividades sólo se vez en cuando sólo nos sirve para rellenar espacios de tiempo como entretenimiento,no como proyecto de trabajo. Sin embargo hacerlo de forma rehiterada y consciente de lo que queremos conseguir, nos llevará a la consecución de un clima de trabajo diferente, en el que no habrá que pedir silencio para empezar (que ya es bastante).

Las parejas

Si hemos realizado las actividades descritas con la frecuencia suficiente podemos empezar a trabajar las tarjetas de parejas. Cada vez las relaciones son más estrechas y los criterios de asociación más estrechos.
Podemos empezar repartiendo las fichas de un memori y seguir el mismo plan de actuación que cuando repartíamos objetos de la clase y había que agruparse por colores, formas, tamaños, por utilidad etc. Suena la música y se intercambian las tarjetas (en silencio). Para la música y buscamos los dibujos iguales. No hace falta explicarlo previamente, sólo con premiar al primero que "adivine" lo que hay que hacer los demás lo comprenderán.

Estamos asentando la base del proyecto, lo que se va a repetir continuament en todas las actividades y lo que nunca debemos perder de vista:

Crear el caos y desordenar, para volver a ordenar


Los continuos cambios de tarjetas hacen aparecer conflictos emocionales entre los componentes del grupo. Se trabajan las habilidades sociales en la forma de decirle a alguien que se equivoca. Se pone a prueba la capacidad de aceptar las frustraciones cuando algo no me sale y hay otros amigos a los que le sale mejor que a mí. Se aprende a diferir las gratificaciones cuando se hacer algo muy bien pero tengo que ayudar a otro para poder cerrar la actividad todos juntos (como un grupo). Se controlan las emociones aceptando que hoy no me ha tocado con "mi amigo del alma" y que da igual la pareja que elija, pues después de tanto caos y tantos cambios de posición me puede tocar con cualquier compañero, y me toque con quien me toque voy a realizar la actividad con entusiasmo. Se trabaja el más importante de los aprendizajes aprender a aprender.

Desordenar para volver a ordenar

He aquí la base del proyecto, "crear el caos" para luego volver a poner todo en su sitio. No perdamos de vista que lo que queremos básicamente es trabajar la lectoescritura con esta metodología. Por lo tanto, para llegar a ordenar letras en una palabra y palabras en una frase en el nivel de 5 años tenemos que trabajar actividades previas en los cursos anteriores que familiaricen a los alumnos con lo que esperamos de ellos.
Necesitamos que los niños presten atención a las actividades sin necesidad de pedírselo continuamente.
Necesitamos crear en el aula un ambiente de concentración intrínseco a cada niño, porque si no estoy atento no puedo seguir el juego y no podré tener la recompensa emocional de haberlo conseguido.

Empezaremos por actividades muy sencillas de clasificar objetos del aula. A cada niño se le reparte un objeto (en este caso una pelota de color). Suena la musica y los niños deben intercambiar las pelotas entre sí. Los niños acostumbrados a trabajar de este modo saben que la música indica el inicio de la actividad por lo que el papel de la maestra ya empieza a ser diferente del que estamos habituados. No tengo que captar la atención de los alumnos porque inmediatamente se ponen "manos a la obra". No tengo que pedir silencio porque es indispensable para escuchar la música y saber cuando para. En definitiva, no necesito utilizar continuamente el molesto "silencio que vamos a empezar"; el que no esté pendiente de lo que hay que hacer no puede jugar.

Cuando paramos la música los niños tienen que ordenarse por colores, pero la gracia está en que la maestra no utiliza las palabras para dar órdenes, sino que utiliza tarjetas que muestra sin mediar palabra y que los niños deben ser capaces de descifrar que tienen que hacer.


El follón está servido. En las primeras sesiones los niños están desorientados, buscan el apoyo de la maestra para que les diga que tienen que hacer. Aquí podemos comprobar que están realmente acostumbrados a que les digamos exactamente los pasos que tienen que seguir para realizar una actividad. Pero, de momento, alguien rompe sus esquemas y les obliga a buscar estrategias para resolver la situación.


Estrategias cognitivas:
- Tengo que estar atento
- Tengo que "leer" lo que quiere decir la tarjeta
- Tengo que establecer relaciones y hacer deducciones
- Tengo que "hacer" lo que se espera de mi (tengo que resolver)

Estrategias emocionales: Al poner a los niños en movimiento se mueven también los sentimientos.
- No quiero cambiar la pelota que me ha tocado porque es mi color favorito y es "mia"
- No quiero cambiarte la pelota a ti porque no eres mi amigo del alma y sólo le cambio la pelota a mis mejores amigos
- Estoy tan ocupado en conservar la pelota que quiero que no me he enterado de lo que tengo que hacer
- Ha parado la música y estoy perdido. Tengo que fijarme en lo que hacen los demás porque la seño no me dice lo que tengo que hacer
- Hay compañeros que están recibiendo un "puntito de Muy Bien". Voy a hacer lo mismo que hacen ellos.
- Pero no recibo "el puntito" porque me he despistado y he tardado mucho en resolver. La próxima vez estaré más atento.

El niño no está aprendiendo sólo el concepto trabajado, está poniendo en marcha sus habilidades sociales con su grupo de iguales. El adulto propone y los alumnos disponen. Las emociones que encierra esta actividad va mucho más allá del razonamiento intelectual. Poco a poco el niño irá asimilando que tengo que cambiar tarjetas con todos mis compañeros, que no importa el grupo que me toque, o con quien me emparejo porque cambiamos de parejas y grupos continuamente y cada vez me tocará con un amigo diferente, que tengo que estar muy atento, que mis amigos (y no la seño) me ayudan cuando me pierdo y que yo también puedo ayudar a los demás.

Actividades de inteligencia emocional en el aula

Cuando me planteé introducir este tipo de actividades, lo primero que me pregunté es lo que quería conseguir. Y mi reflexión me llevó a la realidad del aula. Sé que me voy a encontrar con unos niños con más dificultades que otros, porque necesitan más tiempo para asimilar los aprendizajes nuevos. Pero lo que realmente quiero es que por nesesitar ayuda extra (refuerzo) o más atención individualizada por parte del maestro/a no se sientan desplazados sino que se sientan queridos por sus compañeros. Por lo tanto, si quiero formar un grupo, inculcando valores de cooperación, tolerancia, respeto y aceptación de las características individuales del otro, es decir, un grupo donde las sensaciones y las emociones de mis alumnos tengan cabida ¿no debería promover y proponer más actividades de grupo?

Al poner al niño a trabajar en grupo, en el plano social, el niño necesita sacar al descubierto todas sus habilidades emocionales y si no las tiene , le da la oportunidad de aprenderlas de sus compañeros; y en el plano intelectual, las actividades de grupo ofrecen al que sabe la posibilidad de mostrárselo a los demás, y dirigir la resolución de la actividad, y el que no tiene aún la capacidad de resolver, va aprendiendo estrategias para hacerlo y le da la posibilidad de engancarse al aprendizaje cuando esté realmente preparado para ello.

Ahora bien estas actividades realizadas de forma esporádica no nos darán el resultado deseado. La clave del éxito está en la frecuencia con que proponemos estas actividades, en introducirlas con normalidad en los aprendizajes que proponemos, y sobre todo en convencernos a nosotros mismos que las actividades grupales no las debemos relegar al tiempo de música, teatro, plástica y/o educacción psicomotriz.